Unos días antes había tenido lugar una importante riña entre dos mozos del lugar, con heridos graves pero sin que hubiesen intervenido los alguaciles. El cobrador de impuestos, Ginés de Almagro, comentaba que ya estaba harto de las dificultades para poder cobrar los 16 maravedís por litro de aceite y los impuestos de la producción de vino a cosecheros importantes como Francisco Ximenex de Escobar, Julián de Xea, Lazaro Liarte, Juan García Conesa, etc.
Uno de los asistentes relataba con voz airada que hacía tan sólo unos meses que había fallecido su padre y para tramitar la partición de la herencia hubo de acudir a Lorca, dejando abandonadas sus tierras y sus casas. Hubo además de pagar una importante suma de dinero, por lo que la herencia de su difunto padre había pasado casi integra al Concejo de Lorca, como si esta ciudad fuese propiamente el heredero único y legÍtimo.
Jerónimo Mendoza refería que este pueblo siempre había pagado sus impuestos a la Monarquía y había contribuido en los repartos para gastos de guerra en la defensa de Cartagena. Igualmente habían pagado en todo momento los reales utensilios y el reparto de paja. Creía que era justo el que se le concediera el titulo de Villa a este lugar, para comodidad y beneficio de los vecinos.
Algunos de los convocados protestaban de los malos olores que emanaban de las aguas estancadas en la rambla y de la escasa higiene en el poblado, por el que cruzaban los rebaños de ganado, dejando excrementos y suciedad en las calles. Muchos de los presentes tenían familiares que habían enfermado o fallecido por contraer las fiebres palúdicas, las temibles fiebres tercianas.
Gregorio Reillo, subido en una improvisada tarima, se dirigía a los manifestantes, recordándoles la ignominia y calamidades que les ocasionaba el pertenecer a las tres ciudades de Lorca, Cartagena y Murcia. La solución residía en comprar la independencia, la jurisdicción propia, en formar su propio Ayuntamiento. Para ello se comprometieron a ofrecer a las arcas Reales una cantidad de 50 ducados y así poder conseguir el título de Villa.
Los vecinos acordaron otorgar poder y representación a D. Gregorio Reillo Hernandez, para que éste pidiera y demandara ante la Corte del Rey Felipe IV y pleitease lo que fuese necesario hasta conseguir el ansiado título. De esta manera pusieron manos a la obra y comenzó el calvario jurídico, político y económico para los pobladores de Fuente Álamo. El rey Felipe IV vio con buenos ojos estas pretensiones fuentealameras, pero el enemigo acechaba y era bastante poderoso. Este pueblo no podía seguir gastando caudales en la Corte frente a la suficiencia económica de Cartagena, Lorca y Murcia. Estas ciudades llegaron a ofrecer al Rey hasta 80.000 ducados porque no concediera la exención de jurisdicción a este poblado.
La suerte fue una buena aliada de Fuente Álamo. Murió Felipe IV y se inició el reinado del enfermizo Carlos II, hombre endeblucho y de mirada triste, pero gran benefactor de este lugar. Los vecinos decidieron seguir los pleitos y peticiones y, un 5 de Julio de 1700, este Rey, de longitud desproporcionada y cabellos lacios, decidió que se redactara en Madrid el Despacho y Real Cédula por la que concedía el titulo de Villa al pueblo de Fuente Álamo. El privilegio se contenía en ocho hojas, encuadernadas con cubierta de pergamino, firmadas por el Rey y refrendadas por el secretario de su majestad en el Consejo de Castilla, D. Francisco Nicolás de Castro, el día 20 de Julio del año de 1700.
Todos estos Autos y diligencias de deslinde del nuevo término de Fuente Álamo fueron copiados y trasladados hasta este poblado y recopiladas en un tomo de 494 hojas, firmado y signado por Juan Francisco Lozano, el 25 de Agosto de 1700 . En las actas del Concejo de Fuente Alamo podemos leer lo siguiente : “El Rey Ntro Sr. D. Carlos Segundo fue servido de libertarnos, desapoderarnos y eximirnos de las ciudades de Murcia, Cartagena y Lorca, haciendo de la Villa de por sí, propia suya, con toda jurisdicción civil y criminal, alta y baja y amojonada y cercada por el desmatorio y alcabalatorio, el 20 de Julio de 1700….”. El término municipal comprendería territorios pertenecientes a las tres ciudades, a excepción de la zona de Las Palas, ya que en las reuniones del Concejo solo se mencionan asistentes de las siguientes diputaciones: Escobar, Cuevas, Balsapintada, Pinilla y El Estrecho.
El documento que otorgaba el título de Villa fue quemado y destruído cuando entraron tropas de Lorca y Murcia en 1702 (unos 400 soldados a caballo), con el fin de sofocar la sublevación de los fuentealameros, cuya indignación era enorme, por haber sido desposeídos del ansiado título de Villa reinando Felipe V.
El siglo XVIII, el año 1700 y concretamente el día 20 de Julio, son fechas de gran significado histórico para esta población. A los avatares iniciales de los primeros pobladores y a los sufrimientos de las tareas agrícolas y ganaderas se sumaron el esfuerzo y el coraje de los fuente alameros en la lucha por su independencia, en la lucha contra la injusticia y el ultraje. Esta fecha fue la señal de partida de un pueblo que se iría conformando paso a paso, día a día; un pueblo que conservaba en su territorio las huellas de civilizaciones anteriores (neolitica, romana, árabe); un pueblo emocionante y emocionado, profundamente religioso, esperanzado, sufridor del secano, devoto del agua, del cielo y de la tierra.
La alegría de los vecinos era extraordinaria y no se tardó en constituir el primer Concejo, nombrando Alcalde Mayor a D. Gregorio Reillo Hernandez. Igualmente se nombraron los Regidores, que acudían a las sesiones del Ayuntamiento en un local situado en el actual emplazamiento de Comercial Copero, junto a la rambla. Pedro Vicente, gines Pagán, Francisco Espejo, Mateo de Vera, Lucas Perez, Pedro Llorente, Francisco Ruiz, etc ostentaban los cargos de regidores, procuradores de número, depositario de Propios, alguacil de campo, alcalde de la Santa Inquisición…
En el cabildo celebrado el día 26 de Noviembre de 1700 el Concejo decidió señalar los días de fiesta locales y entre otros se fijó el 20 de Julio, día de Sta Librada y Sta Margarita: “ y así mismo esta Villa tiene gozado de aser fiesta, guardandola por tal, el día 20 de Julio, de Santa Librada y Santa Margarita, birgenes y mártires, y San Elías, profeta, en conzideración que en este día se dio la posezión a esta villa y su jurisdicción en el pleito que a llevado con las ziudades de Murzia, Cartaxª y Lorca, para siempre …”. Desde aquellos remotos tiempos esta fecha encierra un significado de gran trascendencia para la historia de este pueblo.
Hoy, adentrados en el siglo XXI, en los inicios del año 2000, se conmemora el tercer centenario de la obtención del titulo de Villa por Fuente Alamo. Hoy deben sentirse orgullosos los hombres y mujeres que nacieron y vivieron en este lugar, los que tuvieron que emigrar, los que se establecieron por necesidad o desearon por su propia voluntad afincarse en esta tierra.
Aquella página de la historia local fue el germen del progreso y desarrollo del actual término municipal de Fuente Alamo. El 20 de Julio de 2000 debe ser un significativo día de homenaje, de recuerdos y conmemoraciones en honor de aquellos defensores de la dignidad, la autonomía de los pueblos y la justicia social.
Andrés Nieto Conesa
Cronista de la Villa