La sencillez de la Iglesia de Las Palas se pone de manifiesto en el estucado y zócalo de piedra de cabezo con el que se restauró su fachada principal. Los vecinos decidieron que fuera la imagen de la Purísima la que, sobre un pedestal, resguardara la entrada al templo. La particularidad de esta construcción radica en la espadaña que preside desde lo alto de la Ermita y cuya campana fue donada por el entonces General Bastarreche.
El interior de este espacio religioso está conformado por una nave rectangular, dos naves laterales adosadas a la central y la existencia de diferentes capillas. A diferencia del resto de ermitas del municipio, el templo dedicado a San Pedro Apóstol (s.XVII) carece de crucero y de camarín para el Santo por lo que el patrón de los paleros encuentra su privilegiado lugar en el Altar Mayor y custodiado en una hornacina.
Los vecinos más pudientes del lugar fueron los encargados de donar algunas de las imágenes que se pueden contemplar en las paredes del templo. La actual talla de San Pedro Apóstol fue bendecida el 4 de agosto de 1940 tras los sacrilegios cometidos durante la guerra de 1936.